Del mostrador a la mesa
redonda
Por Marcela
Espíndola, periodista y Técnica en Comunicación Social
Ciudadanía y dirigente
política usa las redes
La construcción de una
nueva manera de ejercer la política y la ciudadanía.
El modelo de gobierno
abierto
Nuevas prácticas
Las
recientes manifestaciones sociales, protagonizadas por jóvenes estudiantes y
desempleados, desarrolladas en España y Gran Bretaña provocaron un especial
interés de los medios de comunicación mundiales. La sorpresiva toma de las
calles, los reclamos por reformas laborales y educativas, y la falta de canales
institucionales para el diálogo fueron algunas de las causas de los reclamos.
“Queremos un futuro digno. Acusamos
a los poderes políticos y económicos de nuestra precaria situación y exigimos
un cambio de rumbo”
expresa el manifiesto del Movimiento de
los Indignados o 15M,
movimiento ciudadano de España que se manifestó masivamente el pasado mes de
mayo en distintas ciudades españolas y que comenzó a organizarse en asambleas
populares abiertas para pedir el establecimiento de una democracia más
participativa.
El
15M se autodenomina pacifista, apartidario y alejado del dominio de bancos y
corporaciones.
Una
de las peculiaridades del 15M fue el excelente uso que hizo de la red social
Twitter y sus técnicas para que sus noticias aparezcan en las listas de los
temas más importantes del día. La creación de hashtags (etiquetas) relacionados con las manifestaciones, como
#NoNosVamos, #AcampadaSol, #DemocraciaRealYa o #Spanishrevolution,
alcanzaron una popularidad inmensa y se convirtieron rápidamente en temas de la
agenda pública internacional.
Casi
simultáneamente, en Londres millares de jóvenes se manifestaron para reclamar
mayores oportunidades laborales. Los actos terminaron en saqueos y disturbios
en pleno centro de la ciudad inglesa y un sinnúmero de personas detenidas.
A
diferencia de los españoles, la convocatoria se hizo usando el sistema de
mensajes de BlackBerry (teléfono celular inteligente), el más usado por los
jóvenes en Inglaterra por ser un servicio gratuito entre usuarios. Los jóvenes
no usaron Twitter para organizarse, cuya plataforma es abierta y puede seguirse
libremente, sino el mensajero de BlackBerry, cuyos diálogos están encriptados y
nadie puede meterse en una conversación desde fuera.
¿Qué
tuvieron en común estas protestas?¿Cuál es el mensaje que guardan?¿Hubieran
tenido esa convocatoria sin la existencia de las redes sociales?¿Los gobiernos
están preparados para dar respuesta a una ciudadanía cada vez más activa, que
quiere participar no sólo cada cuatro años? No queremos profundizar aquí sobre la
situación socioeconómica que provocaron las movilizaciones, sólo citamos estos
dos casos para ilustrar cómo la ciudadanía encontró en las redes sociales no
sólo una nueva manera de organizarse sino un vehículo para expresar sus
demandas.
Primarias 2.0
El
pasado 14 de agosto, la ciudadanía argentina participó por primera vez de
elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias, para definir quiénes
serían las y los candidatos para competir en las elecciones generales de
octubre. Con la votación popular, los partidos políticos se sometieron por
primera vez a la revalidación de su estatuto legal. El partido que obtenía más
del 1,5% del total de votos emitidos quedaba habilitado.
Uno
de los partidos con menos chances era el Frente de Izquierda, que llevaba como
precandidato a Jorge Altamira. En spots radiales y televisivos, Altamira pedía
a la gente que lo vote "para que no silencien a la izquierda".
Pero la campaña más exitosa se desarrolló en Twitter, luego
de que el conocido periodista de espectáculos y conductor de TV Jorge Rial
pusiera en su cuenta: “Vamos todo x #unmilagroparaltamira. Votemos a Jorge Altamira el 14 en las
primarias para que llegue a octubre”. Inmediatamente,
los usuarios de la red social se sumaron y colocaron el hashtag primero en Argentina.
Y el milagro sucedió. El 14 de
agosto Altamira, que no posee sitio web de campaña ni blog
personal, se convirtió en uno de los siete candidatos a presidente de la
república. Para el investigador y especialista en Sociología de la Cultura Luis
Fanlo ésta sería la primera
evidencia empírica de la tesis que sostiene que las redes sociales y los medios
tradicionales de comunicación producen efectos concretos sobre los sistemas
prácticos que regulan nuestras conductas a nivel social.
El caso de Altamira es uno de los casos más resonantes, pero
no fue el único político que usó las redes sociales como arena política.
Un
reciente estudio de la consultora Politegia señala que la presidenta Cristina
Fernández fue quien más aprovechó las redes sociales, registró más del doble de
seguidores en Twitter y Facebook que Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde.
La
investigación, cuyos resultados fueron publicados por el diario
Tiempo Argentino, siguió la evolución de la estrategia comunicacional a
través de nuevas tecnologías de ocho candidatos presidenciales: Ricardo
Alfonsín, Jorge Altamira, Alcira Argumedo, Hermes Binner, Elisa Carrió, Eduardo
Duhalde, Cristina Fernández y Alberto Rodríguez Saá.
El
87% de los candidatos analizados posee su sitio web donde difunden actos
políticos, historia personal y propuestas. El 75% de los candidatos contempla a
Twitter dentro de su estrategia de comunicación online. Cristina Fernández tiene
más de medio millón de seguidores en Twitter, el doble de los que tenía en
enero, y está muy por encima del resto de los candidatos. El segundo lugar lo
ocupa Alfonsín con 48.294 seguidores (también duplicó la cantidad de seguidores
que registró Politegia en enero) y muy por detrás, en tercer lugar, Duhalde con
21.511.
Los
casos analizados más arriba demuestran que las nuevas tecnologías y las redes
sociales impactaron directamente en las formas de comunicar, de hacer política
y de ejercer la ciudadanía. Ahora cabe preguntarnos, si las nuevas tecnologías también
posibilitarán explorar nuevas formas de vida democrática.
La revolución del Gobierno
Abierto
La
irrupción de las nuevas tecnologías y las redes sociales, no solo impone
cambios tecnológicos sino un cambio de paradigma en las formas en que los
ciudadanos se relacionan con los gobiernos. Ahora son las personas individuales
quienes se relacionan de manera horizontal, exigen transparencia en las
acciones de gobierno y mayor participación en aquellos asuntos que los afectan,
y es responsabilidad de los poderes públicos abrir estas ventanas de comunicación
permanentes.
El
concepto de Gobierno Abierto proviene de la doctrina política que propone un
salto “desde nuestro viejo modelo de democracia representativa a un modelo de
democracia conversacional y abierta aprovechando las posibilidades que
proporcionan las TIC a los ciudadanos de participar en los procesos de toma de
decisiones de los gobiernos más allá del ejercicio del derecho de sufragio o de
la participación en organizaciones sociales tradicionales”[1].
Tal
como plantean César Calderón y Sebastián Lorenzo en el libro Gobierno
abierto - Open Government, el Gobierno Abierto es aquel que entabla una
constante conversación con los ciudadanos con el fin de oír lo que ellos dicen
y solicitan, que toma decisiones basadas en sus necesidades y preferencias, que
facilita la colaboración de los ciudadanos y funcionarios en el desarrollo de
los servicios que presta y que comunica todo lo que decide y hace de forma abierta
y transparente.
El
concepto tiene como ejes centrales la transparencia, para que la ciudadanía
pueda conocer en qué se gastan sus impuestos; la participación de la
ciudadanía en la redacción de leyes y medidas de gobierno; la colaboración
mutua, pensando al gobierno como
una
plataforma tecnológica que de servicio construyendo aplicaciones reutilizables
por otras administraciones y por la ciudadanía.
Ya
hay algunos proyectos de esta naturaleza que se están desarrollando. En España,
Irekia es el nombre del proyecto
de Gobierno Abierto del País Vasco que ha basado su proyecto en los tres ejes
antes mencionados. Se constituye en dos espacios diferenciados: el acceso
general, para la ciudadanía que requiera información inmediata, y el acceso
medios, para profesionales de los medios de comunicación, bloguers y
cyberperiodistas que requieran material de consulta. Toda la información es
accesible, gratuita y reutilizable.
En
Argentina, hay un proyecto que se encuentra aún en la etapa de diseño. Es el
caso del municipio de Berisso, que será el primer distrito en implementar un
programa integral, en colaboración con la Jefatura de Gabinete de Ministros de
la Nación.
En
resumen, un Gobierno Abierto no es más ni menos que la aplicación de la cultura
dospuntocerista a la administración pública y al gobierno. Un cambio cultural, un
cambio en la organización y en las formas de relación, pasar del mostrador a la
mesa redonda, del decreto a la elaboración participativa de las normas, es
dejar atrás las burocracias jerarquizadas para repensar la política y
reinventar el poder. La responsabilidad es compartida entre gobierno y
ciudadanía. Ése es nuestro mayor desafío.
[1]
Calderón, César y Lorenzo, Sebastián, “OPEN GOVERNMENT:
Gobierno Abierto”, Colección Algón Nº 5, ALGÓN EDITORES, 2010.